Hoy visité mi biblioteca en búsqueda de inspiración para escribir este artículo para las lectoras del Newsletter de Secretariasenred.com y me reencontré con un viejo amigo. Se trata del profesor brasileño Celso Antunez, autor de “A Grande Jogada, Manual Construtivista de Cómo Estudar”, ed. Vozes, Brasil.
De ese bellísimo y muy útil libro decidí traducirles con algunas adaptaciones libres, que corren por mi exclusiva cuenta –y sin pedirle autorización del gran maestro- un capítulo que no tiene desperdicio que habla sobre el pensamiento creativo. Veamos las cinco reglas para pensar mejor y ser más creativo en el trabajo y en el estudio.
REGLA NÚMERO 1:
Fortalece tu coraje para arriesgar.
Anímate a equivocarte y aprende de tus errores
Esta definición tiene mucha importancia para todos aquellos que desean realmente APRENDER A APRENDER® y, además, cambiar su manera de ser. Significa aceptar nuestra propia imperfección para aceptar que los demás también puedan equivocarse. Una suerte de adaptación del antiguo mandato sagrado que dice: no hacer al prójimo aquello que no te gustaría que te hicieran a ti.
De esta forma podremos transformar un error en un punto de apoyo para un nuevo pensamiento, una idea original. Solamente no se equivoca quien no intenta algo nuevo.
REGLA NÚMERO 2:
Utiliza siempre, tanto para recibir como para transmitir informaciones, todos tus sentidos
Ya habrás escuchado más de una vez que el ser humano utiliza habitualmente una pequeña porción de su cerebro, tal vez menos de cinco por ciento. Imagínate lo que seríamos capaces de lograr utilizando mejor nuestras capacidades mentales.
Entrena tu visión para apreciar pequeños detalles, tu audición para oír todo y distinguir los sonidos y las distancias que los separan, tu olfato para seleccionar fragancias, tu paladar para apreciar inclusive los gustos más pequeños de las cosas, tu tacto para diferenciar texturas, temperaturas de los objetos, superficies diferentes, etc.
Utiliza la sinestesia para potenciar a través de la combinación de los diferentes sentidos tu capacidad de percepción y transmisión de las informaciones.
REGLA NÚMERO 3:
La belleza no está solamente en el color de los ojos,
sino también en la manera de mirar
Nuestro cerebro posee dos lados o hemisferios –derecho e izquierdo que trabajan de manera diferente. Lo ideal es que trabajen equilibrada y armoniosamente, cosa que raramente ocurre. Cuando ayudamos, a través del entrenamiento, a nuestro lado más perezoso, aprendemos y trabajamos con mayor eficiencia y efectividad, además de convertirnos en personas más creativas.
Los que se caracterizan por utilizar preferentemente el lado izquierdo cerebral, son más detallistas, meticulosos, disciplinados, con frecuencia introvertidos y encerrados en sí mismos. Aprenden matemáticas y ciencias con facilidad, piensan con mucha lógica y al mismo tiempo carecen de romanticismo y de habilidades de comunicación.
A su vez, los que utilizan más el hemisferio derecho suelen ser más sensibles, extremadamente creativos, abiertas a lo nuevo, amantes de las aventuras aunque solamente ocurran en sus sueños.
Reconoce tu hemisferio dominante. Cultívalo con cariño pues allí están tus fortalezas y al mismo tiempo dedica tiempo a entrenar el lado opuesto. No creas que la habilidad de uno u otro hemisferio es algo fatal, imposible de cambiar. La idea es utilizar el MENTAL GYM para entrenar tu lado más perezoso.
REGLA NÚMERO 4:
Cultiva tu imaginación, en todos los momentos
Un día un profesor entró a un aula de una facultad, hizo un punto en la pizarra y preguntó a sus alumnos qué veían. La respuesta fue unánime: una marca de tiza.
Cuando hizo el mismo punto en un aula de una escuela primaria obtuvo, además de la respuesta anterior, muchas otras: una estrella, un ojo de animal, una punta de cigarro, una piedra, etc. etc.
La conclusión es bastante obvia. Los universitarios, que poseen una estructura de conocimientos bastante amplia, demostraron que su creatividad era muy pobre. En cambio, los pequeños del EGB. estaban “a mil por hora”. Recordemos que el célebre escritor irlandés George Bernard Shaw afirmo cierta vez que jamás interrumpió su educación, salvo cuando concurrió a la escuela. Es que muchas veces la preocupación por el aprendizaje de los contenidos de cada materia termina por oxidar la imaginación. La solución es entrenar la capacidad imaginativa de la mente. Una forma de hacerlo es pensar varias definiciones para un concepto determinado. Por ejemplo, qué es el mar. ¿Puedes decirlo? Si solamente se te ocurre una respuesta, estás muy mal. Puedes estar segura de que cuatro respuestas para esa pregunta, son muy pocas también.
REGLA NÚMERO 5:
Procura semejanzas en cosas aparentemente distintas
Una buena idea, aquella que a nadie se le ocurre, puede aparecer en dos momentos del pensamiento creativo: la incubación o el nacimiento.
En la primera etapa, como su nombre lo indica, la idea comienza a brotar. En la segunda se desarrolla y es necesario recogerla. En la etapa de incubación tienes que ser más niña que adulta; fantasear, jugar, soñar, pensar en cosas ridículas, absurdos, todo sin limitaciones racionales.
Cultiva esa primera etapa pues se trata de la más creativa. Claro que cuidadosamente debes ir llegando a la segunda fase, el nacimiento de la idea innovadora. Tal como harías con un niño, una planta, una mascota, debes colocar límites, aplicar la razón y la inteligencia para que la madurez se produzca con resultados extraordinarios. Es el pasaje de la confusión al orden práctico.
Fuente: Jorge Fiszer, www.mental-gym.com |