Conversar es establecer un contacto con otra persona, intercambiar ideas, experiencias, informar, obtener información, crear una experiencia.
Nuestras conversaciones van creando nuestra realidad. Dependiendo de cómo nos comunicamos con el otro, establecemos nuestras relaciones.
Muy pocas personas saben que en una conversación la parte más importante es la escucha. Quien controla la conversación, no es quien habla sino quien escucha.
Muchos de nosotros estamos acostumbrados a oír, pero no a escuchar.
Pero entonces, ¿qué es escuchar?
Escuchar es Oír + Interpretar
Generalmente cuando alguien nos habla estamos pensando que nos quiere decir desde nuestra interpretación, nuestro estado de animo, nuestros juicios, nuestras circunstancias, nuestro ser especial.
Como dice El Talmud “No vemos las cosas tal como son, sino tal como somos”
¿Cuántas veces supones que ya sabes lo que va a decir el otro? ¿Cuántas veces mientras te hablan, estás pensando qué le vas a responder? ¿Cuántas veces decimos, no entendí lo que dijiste, porque estamos “en otra” ?
La capacidad física de escuchar de una persona es de 480 palabras por minuto, mientras que nuestra capacidad de expresarnos es de 120 palabras por minuto. Esto nos “permite” que mientras nos hablan, la mente divague, evoque recuerdos, prepare respuestas o simplemente piense en otra cosa.
Aunque la escucha parezca algo automático, realmente no lo es, debemos transformar el oír en escuchar concientemente. De esta forma podremos entablar mejores relaciones, tanto personales como laborales, y evitar muchos malentendidos.
La conversación no sólo se establece con palabras, en realidad la palabra solamente representa el 7 % de nuestra capacidad de comunicarnos, el tono de voz y el lenguaje corporal representan el 38 % y el 55 % restantes.
Es muy importante la coherencia entre lo que decimos, el tono en que lo decimos y los gestos y movimientos corporales que acompañan nuestra comunicación. Así como es absolutamente enriquecedor estar atentos no solo a las palabras, sino al tono que utiliza la persona que estamos escuchando, y especialmente a su postura corporal. Esto nos dará abundante información sobre lo que el otro esta sintiendo mientras habla.
Por ejemplo es muy poco probable que una persona sea sincera al decirnos que se encuentra muy bien, si mientras lo hace, baja la vista, o mantiene su cabeza agachada, como tampoco es muy probable que sea totalmente cierto que una persona cruzada de brazos manifieste que esta abierta a otras posibilidades.
Existen dos tipos de conversaciones, la externa y nuestra conversación interna.
Si mantenemos una conversación con nosotros mismos, mientras conversamos con el otro, dejamos de escucharlo.
Si estamos prestando atención a nuestro interlocutor mientras ejerce su capacidad de comunicarse, podremos hacer las preguntas mágicas que nos colocan en situación de privilegio. ¿Cómo? ¿Qué nos abre las puertas del saber y Por qué? ¿Qué nos proporciona todo tipo de explicación?
¿Qué tipo de escucha desarrollamos? ¿Desde qué lugar estamos prestando atención al otro?
Nuestra forma de escuchar expresa nuestra forma de interrelacionarnos y nuestra capacidad de generar relaciones sanas, de mutua atención y comprensión.
Fuente: Adriana Francia |