La secretaria
mejor, la más
eficiente, la
secretaria
perfecta. El
sueño ideal de
una empresa, de
todos los
directivos de
empresa. Pero
¿cómo lograr ser
la secretaria
perfecta? ¿hay
cursos de
secretarias
perfectas? ¿se
aprende o se
nace? ¿hace un
jefe perfecto
una secretaria
eficiente o es
una secretaria
eficiente la que
hace el jefe
perfecto?
Nuestra
respuesta es que
"es cosa de
dos".
Una buena
secretaria no es
sólo aquella que
sabe idiomas,
atiende
perfectamente el
teléfono y las
visitas, escribe
cartas y cosas
por el estilo...
es algo más.
Las empresas
grandes han
optado por hacer
pool de
secretarias con
servicios
colectivos al
que recurren una
sección de
directivos u
otros
componentes de
la división,
departamento,
etc. Y es que
los portátiles,
las agendas
electrónicas y
de bolsillo, el
correo
electrónico,
etc., han hecho
que algunas de
las funciones de
las secretarias
convencionales
sean
sustituibles...
¿Aún quedan
cosas
insustituibles?
Algunos altos
directivos saben
que sí. Una
buena secretaria
de alta
dirección puede
hacer bueno
hasta al
mismísimo
Presidente de la
empresa. Damos
algunos
consejos.
Consejos para
tener una buena
secretaria
1.
El perfil de la
secretaria
perfecta.
Por supuesto
ponga aquello
que todas las
empresas de
recursos humanos
y de selección
de personal
saben de
memoria:
idiomas,
ofimática,
relaciones
humanas y
públicas,
protocolo,
etc. etc. Pero
la secretaria
perfecta es algo
más y en esto
vamos a
centrarnos.
2.
Secretaria =
confianza.
Una buena
secretaria debe
ser acreedora de
la máxima
confianza. Su
formación,
solidez,
discreción
carácter,
personalidad...
es clave para
que exista una
relación de
confianza
absoluta y sea
copartícipe de
las fortalezas y
debilidades de
la empresa. Su
compromiso,
fidelidad e
identificación
con la empresa y
las personas que
la dirigen debe
ser total. Si se
consigue la
empatía y
confianza total
entre el jef@ y
secretari@, se
está dando un
paso de gigantes
en multitud de
facetas.
3.
El tiempo es un
recurso muy
valioso:
el arte de vivir
la agenda.
Para un alto
directivo /a el
tiempo es su
recurso más
escaso y
valioso. Poder
atender a los
máximos temas
posibles y
hacerlo sin
estrés y en
"buena forma" es
fundamental el
apoyo de una
secretaria
intuitiva e
inteligente.
Hacer ganar
tiempo a un alto
directivo es un
arte y requiere
una atención
permanente y
total. Es
preparar a
tiempo toda la
documentación
para una
reunión. Es la
habilidad para
cortar una
visita que se
prolonga
excesivamente;
es dar la excusa
perfecta para
llegar media
hora más tarde a
un próxima
reunión; es
alquilar un
servicio de
habitación
durante dos
horas para poder
ducharse tras un
viaje de diez
horas y llegar
en perfectas
condiciones a
una reunión
importante... Es
dar la excusa
perfecta por
teléfono y que
el jefe no quede
mal. Es saber lo
que el jefe
necesita, piensa
y anticiparse a
dárselo con la
seguridad de no
equivocarse. Es
saber cuando
tiene sed, o es
mandar la nota
de
agradecimiento
usual. Es vivir
el día
intentando
cuidar cada
minuto del jefe,
es ayudarle a
cumplir la
agenda sin
estrés y
manejando los
imprevistos.
4.
La secretaria
como gestora.
Una de las
secretarias de
alta dirección
que tuve a
suerte de
conocer cada vez
que cogía el
teléfono
transmitía la
importancia de
la empresa y de
su máximo
representante,
con tal maestría
que se convertía
en un factor de
imagen,
invaluable para
la empresa. En
otro orden de
cosas,
gestionaba
hábilmente en un
vuelo de largo
recorrido un
upgrade a
first class.
Se preocupaba de
hacer llegar
tres propuestas
diferentes para
una
cena especial en
Nueva York y
la reserva en la
mesa más
especial. Se
aseguraba de un
trato
personalizado en
el Hotel y de
que los detalles
estuvieran
impecables en el
business center.
Conseguía
acelerar una
entrega,
gestionaba una
mejora de
cualquier tipo.
¿Cuánto vale una
secretaria así?
5.
Hacer valer la
autoridad de su
jefe. Me
comentaba uno de
los más altos
directivos de
América que su
secretaria era
la garantía de
la ejecución de
cualquier
reunión en la
que se tomaban
decisiones. Su
seguimiento
temporal y la
eficiencia con
la que lo hacía
era
impresionante:
buenas formas,
notas
recordatorias
espaciadas,
llamada 24 horas
antes de la
fecha... En
resumen, era
imposible que
alguien que en
una reunión se
había
comprometido con
el jefe a hacer
algo a una fecha
fija no lo
tuviera hecho y
terminado en
tiempo y forma.
De esta manera,
la mente del
jefe podía
descansar y
ocuparse de
cosas nuevas,
sabiendo que su
secretaria hacía
un seguimiento y
el
pressing
perfecto para
que se
ejecutaran los
temas tratados y
acordados. La
productividad
del jefe era
espectacular...
6.
Saber estar: la
imagen.
Un CEO amigo me
confesaba que su
secretaria
conseguía que en
el entorno de su
oficina se
respirara un
aire positivo
por todos los
costados. Salía
a recibir a las
visitas al
ascensor con una
encantadora
sonrisa,
saludando con
énfasis ¡muy
bienvenido Sr.
Tal, el CEO le
está esperando.
Hacía sentirse
importante al
que llamaba
preguntando al
teléfono por el
jefe, aunque no
le pasara. Su
cordialidad,
discreción,
forma de vestir,
elegancia, la
convertía en la
señora de la
empresa.
Respetada y
considerada un
baluarte
absolutamente
necesario, para
crear un
magnífico clima
de confianza.
Contestaba a
cualquier reto
con una
afirmación, con
la necesaria
diligencia, con
estilo,
transmitìa la
imagen perfecta.
Cuando no estaba
ella, se echaba
de menos hasta
su perfume.
7.
Aprender, cursos
especializados.
Una buena
secretaria
necesita
aprender tanto
como el jefe.
Debe ponerse al
día de todo lo
que es
importante en la
empresa. Debe
familiarizarse
de cosas nuevas,
aunque sean
complejas
llámese
nanotecnología,
biotecnología o
terminología
financiera
especializada.
Debe formarse
continuamente,
hacer cursos
especializados y
lo debe hacer en
horarios extras,
sin que afecte
al normal
desarrollo de
cada día.
Fuente:
Departamento de
Recursos Humanos
IT&IS -
Euroresidentes